sábado, 28 de enero de 2017

Palabras olvidadas



María no quería retomar el ayer, ¿Para qué?
Las tardes le traían monotonía, rutina indeseada, el silencio incomodo lo inundaba todo.
Ya no había risas de niños, ni peleas, ni meriendas, ni besos, ni abrazos, ni prisas, ya no quedaba nada.
Se sentía yerma, en cuerpo y mente, pensaba seriamente que este hastió podría acabar con los pocos sentimientos que aun le quedaban.
La lucha era mecánica, curar, cuidar, disimular.Solo la sombra de alguna fotografía hacia renacer algo, pero no conseguía ponerle nombre, tampoco quería. ¿Para qué?
Una pelea injusta, desordenada que retornaba siempre a lo mismo, simplemente cuidar.
María, sabia que atrás quedaban las palabras olvidadas, esas que nunca se dijeron, antes era doloroso, ya no.
Lo que peor llevaba era esa sensación de vacio, que le llevaba desde el alma hacia una profunda sima de indiferencia.
María, sabía que ya no había contestaciones a preguntas lanzadas, ni comentarios, ni siquiera saludos, que antes la dejaban con la sensación desértica ajandole la boca de una sed implacable, tragaba como podía y seguía, ya no ¿Para qué?
Ahora eran como dos cantos rodados en el borde del mar, que ni tocaban el agua,
Mirando a través de la ventana, María, a veces tenia la sensación de que los pocos sentimientos que tenia se los sacaba el libro de turno que nunca le faltaba, vivía a través de las letras.
El pueblo casi desierto no ayudaba a nada, la semejanza con una jaula de oro  era tan real que daba miedo, aunque tuvieses la puerta abierta tampoco saldría, ¿Para qué?
A veces es tan necesario poder hacer algo, como tener ganas de hacer algo, da igual ¿Para qué?

María.

lunes, 9 de enero de 2017

Necesidad...


María no sabía como dejar de recordar, que en el ayer había nubes blancas que armonizaban con cada estado de animo que su  tranquila vida le traía, ahora solo había nubes oscuras amenazando tormentas, con varios rayos de sol que daban un poco del calor necesario para sobrevivir.

 Las baldosas amarillas que antaño teñían su rutina entre abrazos y besos menudos y gratificantes ahora  añorados, como si de una mujer desterrada en un desierto se tratase, unas gotas de agua imprescindibles para sosegar su sed, mientras. entre intervalos solo había soledad y saberse necesaria, no querida, ni amada, solo necesaria, esto rompía su poca paz.

Antes bebía agua del pozo de la compañía, de los guiños, de los ojos bribones, de una sonrisa cómplice, ahora solo son añoranzas.

El necesitar con amor tiene que ser como la gota de rocío en la hoja de romero, que según avanza la mañana ese deslizar esa suave delicadeza la caricia de la gota dando vida a la hoja, es puro, gentil, maravilloso.

El necesitar por egoísmo es cruel, estar con una persona por la soledad de la vejez es ruin, aun así existen esas personas, lo peor es cuando se oculta ese sentimiento enmascarándolo con amor, y se descubre con el transcurrir de los años ese sentimiento hacia que María se fuese volviendo cada vez más cínica, aunque también lo enmascaraba con sonrisas... Si no puedes vencerlos... ya sabes...

Le dolía todo el cuerpo, como si el disimular fuese un trabajo enorme y costoso, se le revolvían tantas cosas al querer dejar esa sumisión que gritaba en silencio y se mordía la lengua, ahora estaba pagando el haber amado, la adoración hacia una persona, el pensar de ella misma que no valía la pena.


María se preguntaba si ella aun valía la pena para alguien, si alguna vez conocería el volver a sentirse necesaria para amar…


María

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Frio




Vibra la noche de la nada insolente, suave, el silencio del viento quiere hacerse notar, mientras, lagrimas de rabia contenida caen sobre el manto negro de la soledad.

Arropándome con la capa de la indiferencia hacia mí, dirijo mis pasos hacia el balcón de mi vida en años, transparente como el agua de manantial, la observo en recuerdos enmudeciendo de dolor y tristeza.

Vacía, voy ahondando en pequeños sueños que jamás lograre y según los evoco van engrandeciéndose, apoyándose sobre mi cabeza empapada de la fría lluvia, pesando toneladas.

El frió cala en mis huesos, aun temblando no deseo cobijo necesito que este frió endurezca mis entrañas ahora inútiles… que al menos sienta algo. 


Sentir…

Y como en una metamorfosis, agotada me transformo en viento, un viento furioso buscando resarcirme de sin sabores amargos, un viento cargado de errores que sin rumbo establecido rodea los sitios que he amado para verlos por ultima vez.

No cambio el rumbo, es mi ira quien me lleva, no razono, es mi desengaño quien me guía, no quiero parar, al menos logro sentir algo.

Siento la noche vacía y hueca de la nada insolente.


Carmen

27-11-08

martes, 6 de diciembre de 2016

Tu mirada



Es tan magnifico, ver como sin quitar tu mirada de la mía llegas hacía mi, esa espera, segundos eternos, similar a la espera que hace la arena al sentir que llegará el mar con su dulce caricia y la llenará de él, así es la mía, prodigiosa lucha, querer que llegues hacia mi y querer que sigas con esa mirada simplemente cautivadora.


Así como ese mar que en un principio era solo caricia lo que le servía a la arena, con un suave viento, desencadena un pequeño oleaje, haciendo perder su aspecto tranquilo comenzando un devenir de estremecimientos, así es tu llegada, así necesito estar a tu lado, desequilibrando mi armonía.

De esa forma, suave, comienzas mi libertad,  como el principio de una gran tempestad, sutil, dúctil, sigues el juego, el constante martilleo de oleadas sensuales, sentimientos me hacen vibrar cerca de ti, vas haciendo surco como las olas en la arena marcándolas en un vaivén de constante entrega, como la de ella es la mía, quiero esa sensación, quiero tus manos en mi cuerpo, tu voz en mi oído, tu aliento cerca de mi boca.

Solo sabemos ambos lo que entregamos, no es solo placer, sin sentido, o unos simples minutos que nos damos el uno al otro, es algo mayor, es la sensación de mirar por el borde de un acantilado, sujetos con una gran cuerda, con la seguridad que da saber que no puedes caer y contemplar la vista que nos ofrece ese poder, así es lo que disfrutamos de nuestro amor, ese es el sentido de mi vida y… ¿de la tuya?

Carmen

Deseo... Deseo...




Esa tarde de domingo, mientras María tomaba su café  se le iba haciendo más cuesta arriba, un hastío como hacia tiempo que no le pasaba, tampoco quería salir, encendió la pantallita del cacharro infernal y se dispuso a ver una película que hacia poco le recomendó una amiga,  “Cosas que nunca te dije” .

Aunque al principio le pareció una de esas películas que sin saber como, tienes que terminar de ver, pensando que una de las escenas no puede ser peor que la otra, también sin saber como, llegas a entender su significado, incluso sin darte apenas cuenta, descubres que eres igual que la protagonista, que has sentido, vivido, odiado, metido la pata, has sido igual de patética incluso y aunque no llegues a reconocerlo, casi hacer lo que ella hace al principio de la película.

Aunque un poco sarcástica lo que también pensó María fue que nunca había llamado al teléfono de la esperanza, y si quien habla al otro lado de la linea esta como el protagonista, seria muy interesante…
Hay una frase que la pillo de sorpresa, el chico esta esperando a ver si puede ver a la chica, se encuentra en una cafetería y escucha una conversación entre dos jóvenes, uno le dice al otro, si una chica habla contigo y se saca el talón del zapato y lo movía jugueteando quería decir que a esa mujer le gustas.

Él mira irónico hacia la calle, su voz danza pensante y se decía a si mismo algo así como, “Hay mas lagrimas por las plegarias atendidas, que por las no atendidas”

A María esa frase le sonaba  paro la película y busco en google, era de Santa Teresa…
Cuando acabo la película no pudo evitar pensar en esa frase y en que venia a decir, ten cuidado con lo que deseas…
Se puso un vino tinto y mientras miraba la copa pensó, y si no se reza, o se desea, o se pide, o no se espera  nunca nada y aparece…¿ Eso quiere decir qué no se derramaran lagrimas?
Y sí, se derraman, las lagrimas amargas salen irremediablemente, endiabladamente ardientes y casi siempre en silencioso secreto.
Hay que tener cuidado con lo que deseas… bien, yo deseo que me toque una lotería multimillonaria. ¿Eso traería lagrimas a mi vida? María pensó que si, pero de felicidad, se arreglarían muchas cosas y resarciría de muchas plegarias que aunque fueron atendidas, le habían traído muchas lagrimas. Y no de felicidad.
Solo en tres ocasiones habían salido de sus ojos ese tipo de lagrimas y no fueron consecuencia de ninguna plegaria deseo o petición.
María levanto la copa y con media sonrisa pensó, por favor que alguien ponga un pozo de los deseos en la puerta de mi casa.
Sí sin desear nada se conceden cosas que duelen, quizá deseándolas….


María.

martes, 8 de diciembre de 2009

Tu suspiro en mi boca





Que placer el de tu suspiro en mi boca.
Que poder el de ese verso anunciado vida.
Que magnifico ese poema de estrofas cortas narradas solo para mi suspiro.

Cuanto amor desata mi gemido intentando traspasar todo tu ser.
Cuanta locura callada luciendo latidos notables endulzando sexualidad transformándola en amor.

Y esa luna envidiosa que acompaña los suspiros, que se mezcla cómplice entre los cuerpos unidos, ella que espera al amanecer y el crepúsculo para que su amor la envuelva en sus tibios rayos, meciéndola, ese aliento es el que me trasmites a mi.

Cumplen mil caricias tus dedos emprendedores.
Cumple mil verdades la nobleza de tu mirada calida.
Me entrego fiel a tus sentidos en ese aliento.
Me asombro dispar entre las nubes de tus brazos acogida.
Que poderoso es besar enamorada, que poderoso tú suspiro en mi boca.


Carmen

jueves, 9 de julio de 2009

Un puente invisible




Existe un quebranto que no deja reposar el alma.
Cuando en esa sentencia que acurrucada aguardas y sobrevives en luchas, en injustas batallas.
Cuando ves que la luna con su luz te guarda y notas nocturnas hacen vibrar mi barca.
Cuando el reposo calmo no llega y en tal tormenta la deriva aguarda.

Es buscando esa calma cuando la pena se rompe, el alma se enerva y ausente de lógica te levantas y remas, en ese continuo vaivén lleva la huella desgastada hasta la mas solitaria lejanía.

Y ya no luce el faro que tú encendiste como antaño, imágenes silenciosas de un antiguo abismo que pensé hueco, y con puente invisible sin saberlo atravesé.

Hoy, llegando a la orilla sin estancia permanente retomo mi vida ya no olvido que te he olvidado, sigo navegando, sin amor,  con apenas esperanza.

Cuando veo aprendo, cuando no lloro veo el brillo de la luna, cuando tu falsa luz se apaga, la luna calma esa borrasca y me guía hacia mi propia luz, cuatro años apagada.


Carmen

martes, 19 de mayo de 2009

Poema desafortunado



Tus manos, las que separan la nada del todo, las que beso y odio, las que me dan y me quitan, las que hacen de dulce vainilla, una larga degustación de amargo chocolate.

Tus dedos, surcando inquisidores rincones embrujados atravesando mi piel, mi mente, determinado, parsimonioso, moldeándome como arcilla camuflada en cuerpo de una mujer.

Dedos que llegan a mi intimidad más escondida, que insolentes recorren un camino haciendo perder un rumbo nunca establecido, siempre sorprendente.

Ágiles látigos que hacen perder mi sentido común, desbordándome con palabras insolentes murmuradas en mi oído, sentir ambas cosas hace explotar mi cuerpo en preciado aroma de mujer saciada.

De tus manos saboreo, abro y cierro paginas impacientes de leer, sutil lectura solo dictada por ellas, solo leídas por mí.

Tus dedos, que componen armónicas melodías silenciosas en un papel inagotable de tinta que jamás se seca, en lienzo que sagaz llenas con tu pensamiento, que incansable me alimenta, saciándome, que me atormenta de celos, me emborracha enardecida, me aturde, me derrumba y me sube a lo mas alto de mis peores pecados.

Me fascinan tus manos por lo que me brindan, sigue envenenándome, deshaciéndome, moldeándome…

Carmen

miércoles, 11 de febrero de 2009

Tomando café



Esta tarde vino una amiga a tomar café, soledad y María, se sentaron tranquilamente en el porche de su casa, el humeante aroma del café inundaba casi toda la calle, a ambas les gusta fuerte con sabor, con olor, con el aroma que tiene que tener un café, su soledad muy elegante se sentó en la silla al lado de la suya, ni tomando café la dejaba sola, delicadamente cogió la servilleta y la reposo en su regazo, María la sirvió.

-¿Azúcar?- le pregunto.
-Dos por favor.

Una vez servidas ambas, María se acomodo, se echo una buena taza, con otras dos cucharaditas de azúcar, reposo su espalda en el sillón del porche y miro hacia la belleza del mar que se veía esplendido ante sus ojos, la soledad curiosa miro hacia alli, y volviendo su mirada hacia ella le susurro.

- Él no piensa en ti.
- Lo sé. 

No sin torcer la boca enfurruñada, ¿Quién se pensaba que era ella para meterse así en sus pensamientos? Ese mágico azul comenzaba a llevarla hacia un azul mas claro, el de un amanecer de un día de julio.
Asintiendo con la cabeza, su soledad dejo de mirarla unos segundos. El tiempo justo de coger un poco de bizcocho.
María vio como se llevaba un trozo a su boca y en ella vio la de él cuando lo hacia, mmmm volvió a ver su boca, la que sabia al ácido dulce de las naranjas, la que hacia derretirse como nadie lo había hecho nunca, la que transportaba sus labios a un fuego de sensaciones que envolvía todo tan solo con acércalos y tenerlos a dos centímetros de su boca.

-Él no piensa en ti.
- Lo sé. 

¿Por qué esta maldita soledad hacia que tuviese alucinaciones, recuerdos si después la mataba diciendo realidades?
Tomo un sorbo de café y ella le siguió, el cielo comenzó a volverse gris aunque la tarde era apacible, no se movieron del porche, era simplemente bello ver como el mar tornaba su color en una misma tarde, donde antes azul fue lentamente transformándose en un gris claro, en calma tranquilo, como el anticipo de una tempestad parecía una onza de plata pulida.
Una brisa de aire llego hacia la cara de María, cerrando los ojos respiro hondo, el olor a salitre a yodo, a mar, ese olor… continuó con los ojos cerrados la imagen de él la primera noche juntos en el bar del puerto, la brisa en el aire del mes de octubre, la música de Sade y el movimiento de su boca al hablar, estaban tan juntos que su aliento llegaba hacia ella provocando caracolas de placer que bailaban a un compás hasta entonces desconocido, deseaba con todas sus fuerzas estar entre sus brazos y aunque la espera era perfecta la sensación de no poder decir vamos… la maldita timidez…

-Él no piensa en ti.
-Lo sé.

¡Maldita sea! un sabor salado llego hacia la comisura de sus labios, se que él no piensa en mi se que no ha vuelto a pensar en mi no necesitaba que ella la machacase con todas sus fuerzas, aun así la seguía  mirando sin ninguna compasión, una mirada hueca, vacía, metía el dedo en la llaga apretando cada vez más, pues si bien le decía realidades también hacia que recordase ese tiempo que pretendía algún día que solo llegase a ser un bello sueño de amor.
Comenzó a llover, María sonrió en ese momento pensando que ella, su soledad, se fuese a resguardar de la lluvia, pero no fue así, no tenía ninguna prisa, solo bebió el último sorbo de café y se quedo mirándola.
Mientras María también inmóvil, como si una gran cuerda la sujetase a la silla quería que la lluvia que caía arreciase aun más, quizá las frías gotas le hiciesen salir pensamientos, que la furia de la tormenta hiciese salir de su alma tantos desengaños el sabor de su boca, el olor de su cuerpo, el tacto de sus manos, la unión de su piel.

-No saldrá de ti. Comento su soledad
-Lo sé. Respondió María resignada.

Cuando una mujer que tiene que decir mucho, no habla, ese silencio, es atronador.

María

martes, 28 de octubre de 2008

Rincones



Rincones de niños jugando a las escondidas, de alegría y griterío, de sonoras risas cantarinas, de buenos y malos, de retos de bicicletas, de partidos de chapas, de heridas en las rodillas, de cambiar un bocadillo de chocolate por uno de chorizo, de vida.

Rincones de adolescentes ocultándose en pandilla, de tardes de sábado, de chicas coquetas, cambiándose un par de veces el vestido, guardando importantes secretos, de chicos con apuestas a ver quien da un beso antes, de música y refrescos, de miradas ruborizadas, de primeros besos.

Rincones de amores recién conocidos, donde las palabras se vuelven versos, donde los labios sigilosos aguardan pacientes la oportunidad de un beso robado, de dar sentido a atardeceres de invierno, de nacer primaveras en cada amanecer aprendiendo a amar, dando cariño a escondidas, callando palabras en silenciosas miradas.

Rincones de amantes, pasiones desbordándose ansiosas. Amor prohibido, sin cariño, sin caricias, sin ternura, sin tiempo, amores precipitados de cuerpos compartidos, después la soledad…

Rincones de almas rotas, paredes donde se guardan durante años heridas de decepciones laberínticas siguiendo el rumbo de una espiral sin final.

Rincones de vejez, donde despacio van a recordar esa larga vida, desde donde una leve sonrisa y un suspiro de resignación hacen fluir tímidas lagrimas de ojos secos, como si el cuerpo sabio no dejase salir de él, el agua tan necesaria para seguir adelante, recordando… pasando el tiempo, a veces maldiciéndole…

Rincones de desamor, niñez, alegrías, amor, amantes, soledades, vejez, seguirán esos rincones guardando calidamente las próximas almas que dejaran su huella en ellos, abandonándose al cobijo de la seguridad de sus silenciosas paredes.

Carmen
27-10-08


viernes, 17 de octubre de 2008

El dialogo


Aprendiendo de nuevo a escribir, imaginando valles silenciosos donde la pluma de tus dedos acaricien cada poro de mi piel, que tu susurro en mi oído suene como la mas bella palabra que jamás haya escuchado,  proposiciones de noches soñadas en un mar abierto, a la orilla de la playa, donde su sonido sutil encerrara todas las fantasías en una simple y magnifica realidad.

Aprendiendo a leer los momentos previos a ese encuentro, a leer entrelineas lo que nuestra piel nos dicta y dejarnos llevar por el momento del recorrido de punta a punta de nuestros cuerpos.

Alargar caricias mientras nuestras manos no tienen freno en nuestros cuerpos, navegar entre oleadas de placer inundando nuestro sentido común de la lluvia generosa de nuestros cuerpos unidos encajando como piezas de un puzzle de ajedrez tan especial que solo nosotros podemos unir

Dejar pasar la madrugada entre miradas gritando el sonido del amor alargándola hasta que la noche diga ya vale, sin saber sin importar quienes somos, convirtiéndonos en lo que nosotros queramos, uniéndonos tanto que seremos uno.

Bonito dialogo entre nuestros cuerpos.
Carmen
17-10-08


viernes, 3 de octubre de 2008

Mi alma


Recuerdo que una vez tenia un alma, que desafiaba todo daño, que buscaba la bondad de todos, la amistad, el amor, que me gustaba acurrucarme en ella, me abrazaba dándome calor en mis días fríos.

Tanto fue el mal que le hice que un día se fue con el tiempo.

Supe que se enamoro de la desesperanza, y pasando por encima de mi corazón, bailando un zapateado cual Antonio Canales en algún tablao flamenco, salio a ver si se le pasaba el dolor que llevaba tan adentro.

La busque, quería saber si algo de ella seguía conmigo, descubriendo que aun me era desleal.
Según creo, un día se cruzo con mi inocencia, estuvieron jugueteando las muy infieles
Viajaron, cogiendo cada una de una mano riéndose irónicas llegaron al borde de un agujero negro, en lo mas lejano del espacio, mientras me arrastraban a el, poco después miraban como ese agujero negro me iba succionando.

Por unos segundos me deje llevar por ella seria tan fácil todo… poco antes de que me perdieran de vista me cogieron de las manos, tirando de mi me dejaron sobre volando como una nube soltándome en el aire y fueron directas a columpiarse a la cara oculta de la luna, mientras mi inocencia le decía que ya habían jugado bastante conmigo mi alma se rebelaba, aun seguía el dolor…

Mientras volé por un campo de amapolas, tratando de que mi alma dormitase con su aroma y yo pudiese seducirla lo suficiente para que regresase hacia mí, sabia que mi inocencia la empujaría para ayudarme, pero se me iba de las manos.

Mi alma me conoce más que yo, sabe que necesita tranquilidad, que no la hieran mas, que no le suplique mas, sentía como mi alma lloraba por mi, como golpeaba muy adentro gritándome desesperada,
 ¡¡¡Ya vale!!!
 ¡¡¡No te entregues más a nadie!!!
 ¡¡¡Déjame lamer tus heridas como una loba dame tiempo para curarte!!!

Pero no la escucho…

Carmen

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Mi nostalgia y yo

Tarde gris, color pre otoñal adorado, fascinante, melancólico.
Entre mi nostalgia y yo llevamos toda la tarde una lucha encarnizada, no quiero revivir momentos, no quiero volver a mi vida, demasiadas cosas hacen que ahora tenga miedo a todo, a sentir, a soñar, a vivir…
Necesito un poco de la inocencia que tenia antes, la que arrancaron de mis manos, la que me duro hasta hace poco, donde creía en el amor, la buena fe de la gente, en sentimientos…
Ahora todo se torna madurez, la fuerza de los palos recibidos me han hecho suspicaz y derrotista.
No hay en mi armario mas que cajas de soledades, que se van tornando amarillas con el paso del tiempo, que me piden a gritos que las saque, las sacuda un poco y las vuelva a llevar a su acondicionado sitio, irónicas buscan mi punto débil para volver a asomar, darme una buena bofetada que, a veces, hasta me tira al suelo dejándome hundida varios días y estoy cansada de sentirme así.
Reclamo mi inocencia, jugar como cuando era niña fascinarme por las cosas que vea, disfrutar dulcemente con “alguien especial” y navegar por mares limpios brillantes.
Volar mecida entre gasas suaves ondeando al viento, cobijarme en unas manos abiertas que me enseñen a recordar los juegos, las miradas sutiles, la “seducción” inocente y armónica del día a día, la que me gane, con la que disfrute, la que me haga recuperar vivencias sin mirar con rencor el pasado, la que me haga ir sacando las espinas clavadas, esa es al inocencia que necesito, la que añoro.


sábado, 30 de agosto de 2008

Tu llegada


Me gusta cuando llegas a casa, nada mas pasar te descalzas, he visto tantas veces la cara de satisfacción al sentir el cálido tacto de la madera, el suspiro que das, como si toda la agitación del día se fuese hacia la planta de tus pies y saliese de ti.
Ahora estas dejando las llaves cruzadas en la cerradura, pasas a la cocina, te tomas un gran vaso de agua, dando un respiro de satisfacción, me llenan cada uno de tus conocidos movimientos, mientras escuchas el CD de Chicago que yo he puesto minutos antes en el reproductor y siento que sonríes es nuestra canción, comienzas a desabrochar la camisa mientras vienes hacia mi, no del todo, haciendo que mis dedos sientan envidia de los tuyos.
Te espero tumbada en el sillón, haciéndome la dormida, se que estarás desabrochándote las mangas de la camisa doblando la tela que codiciosa acaricia tus brazos, vienes hacia mi, un escalofrió me recorre por la espalda, apoyas tus manos en el sillón mirándome desde tu altura, sigo sintiendo tu sonrisa ahora sensual, provocadora y tengo que morderme los labios por no acompañarte en la sonrisa, espero tu beso en mi mejilla y la caricia de tu mano por mi pelo, pero hoy no lo haces siento tus pasos, rodean el sillón arrodillándote a mis pies, huelo tu perfume mezclado con tu aroma, que maravillosa sensación… pones tu mano en mi pie y vas deslizándola hacia arriba, mil hormigas corretean por mi estomago, no sabes el poder que tienes sobre mi. 

Continua tu paseo por mi piel, abro un ojo mirando tu cara la forma de mirarme… no se si aguantare mas tiempo haciéndome la dormida, siento que apoyas tu mano en mi cadera y te quedas parado, un ratito largo, ¿por qué no sube más la mano? Sé que no me has visto abrir el ojo, sé que estas ahí siento tu mano en mi cadera, aunque ahora noto tu aliento cerca de mi, respiro profundamente eres quien me da vida.
Abro los ojos y veo tu mirada en mi cara, ahora que los he abierto veo el amor que desprendes, es deseo, no es lujuria, es amor tanto como el que desprenden los míos al mirarte, tu mano antes en mi cadera sube suavemente hacia mi cara posándose en ella, y nuestros ojos de hacen cíclopes, como describía Julio Cortazar en Rayuela.
Gotas de amor nacen de mis ojos, que tu limpias a besos diminutos bebiéndote nuestra felicidad, sabes que no estoy mal que mis lagrimas son derroche de felicidad que a ti te salen con un te amo…


Carmen

jueves, 14 de agosto de 2008

María



A veces ocurre, que te quedas vacía, que no saltan mariposas con nada…
A veces ocurre, que sin saber como, vas ahuecando días…
Tratando de pasar desapercibidos, que pasen… que se olviden de una…
A veces a María, se le torcían noches…
A veces sin saber como, un bello agujero negro entraba en su cabeza, aunque había chispas de hermosos colores por el borde, apenas las distinguía pasaban desapercibidas.
Las veía, sabia que estaban ahí, las cogía en sus manos por un breve espacio de tiempo y las soltaba, su alma antes ilusionada, ahora era incapaz de entretenerse con nada, jugaba con ella la soledad.
A veces la luna le llenaba, pasaba horas mirándola.
Unas veces adorándola, siguiendo el recuerdo, de su luz de tantas noches cálidas, embriagadoras, que le embrujaron, iluminaron caminos hacia el amor.
Otras maldiciéndola, esa malvada altanera… envidiosa luna que disfrazo sentimientos y tras su delicada forma, embaucadora la puso una sutil venda, sabedora que el amor que María sentía, era mas fuerte que el de ella.
Quizás fue por esto, por lo que la luna decidió no iluminar la senda de espinas que ese amor iba dejando a su paso, envidiosa le miraba desde su cama de algodones blancos, sabiendo que ella no podría estar con su amor de la forma que María estaba con el suyo, sabiendo que el amor que María sentía, iluminaba por si mismo, asomada a la ventana sintiéndome enlazada a unos brazos que eran su sujeción en esas noches de locura…
A veces ocurre que desde su ventana, ahora sola, María mira a su luna, siente como ella le sonríe irónica desde su reino ancestral, ahora es solo el amor de ella el que brilla, el de María se quedo atrás, en el lado oscuro de la luna de donde nunca debió salir…
A veces ocurre que María nota el cálido calor de una gota de amor bajando por su mejilla, que esa pequeña gota va haciendo que sean dos, tres, cuatro… pequeños surcos desesperándola…
A veces ocurre que…

María


viernes, 25 de julio de 2008

El cajón de los sueños rotos




O quizás, mirando bien, dentro del cajón de los sueños rotos, te des de morros con sentimientos olvidados…


Bien pensado, en el anhelo de ese amor es mejor olvidar, si se puede, hacer de falsas realidades ilusiones verdaderas, y dejarte arrastrar por el suave danzar del arrollo de una mirada…


Entremedias de todo ese laberinto de sentimientos, siento tu presencia pasando por mi ventana cada noche, atrapándome, haciéndome fundir en ti.
Luego me traspasas, como un fantasma atravesando el amor, te quiero por horas, te tengo por minutos, te siento por segundos.


Después cerrare el cajón, se que cuando amanece desapareces, no estas en el.
Lo abriré mañana al anochecer, cuando por horas te quiera… por minutos te tenga… y por segundos te sienta.


Carmen 24-07-08

viernes, 27 de junio de 2008

Maria


María salio de su casa un día, iba con un rumbo establecido, simplemente andaba, encontrándose a su paso personas que la miraban y a los que hacia mucho tiempo había aprendido a ignorar.
No era una persona que la gustase llamar la atención, era una mujer que en la ley de la ciudad o en la ley de esta especie de jungla en la que vivimos, no era muy agradable de ver, si que no era fea, mucho menos por dentro ayudaba en varios, lugares como voluntaria, adoraba a los niños, disfrutaba con aprender de ellos al igual que aprendía con la gente que cuidaba, eran personas mayores a los que la vida les había llevado a una situación de la que ni ellos mismos eran conscientes.
Ese día libraba de su trabajo y del voluntariado, había decidido ir a poner remedio a su agotador problema, tenia muy decidido que quería hacer, el entrar y someterse a una gran operación de la que no sabia si saldría con vida fue algo que la había costado muchas horas de llanto, dolor, sufrimiento, pero no podía soportar mas, una reducción de estomago seria la mejor opción y estaba decidida.
Llego a la clínica, donde dos especialistas y varias enfermeras comenzaron su ritual.
La pasaron a una sala donde la hicieron desnudarse del todo, ella casi automáticamente fue desprendiéndose una a una de la ropa que llevaba puesta y su cuerpo quedo completamente desnudo.
Muy pocas personas la avisan visto así antes, tan solo un amor al que jamás olvidaría y ahora la verían los médicos, ella sabia que estaban acostumbrados a ver cuerpos como el suyo, aun así pensaba que la vergüenza acabaría con ella, se puso una bata que la dieron y salio a enfrentarse a esos 6 pares de ojos, trataban de hacerla sonreír y que se relajase pero eso parecía imposible, comenzó el ritual, la subieron a un peso,….. La tomaron la tensión, menos mal que estaba bien… la midieron de estatura, y con una especie de tenazas la midieron lo que la sobraba… comenzaron a tocarla por todos los sitios, sintiéndose cada vez mas abrumada y confusa.
Comenzó a sentirse como un trozo de carne, del que manosean los carniceros, una pieza de carne de esas enormes del que sacan los filetes, del que ella había visto tantas veces en los documentales, o una pieza de jamón antes de ponerlo a secar.
El frió roce de las manos y de las tenazas que iban midiéndola todo su cuerpo, la hicieron sentir mal, al principio un mal que podía controlar, poco después unas ganas enormes de vomitar, y era solo la primera visita medica.
Ahora se planteaba de verdad si merecería la pena, con el estomago encogido, pudo aguantar una arcada, pero no controlar la segunda y tuvo que salir disparada hacia el servicio, que gracias a Dios estaba en una habitación contigua.
De regreso dentro de la consulta ni siquiera contesto a los médicos que la preguntaban si se sentía bien, simplemente se vistió y salio de la consulta.
No lo volvió a pensar, quien la amase tendría que ser con su aspecto físico.
Pocos meses después y según paseaba con una anciana en el voluntariado, apareció ante ellas un hombre apuesto, muy simpático, ella le miro al ver con que cariño hablaba a su acompañante, enterándose poco después que era un sobrino de la mujer, le fascinaron sus ojos verdes aterciopelados. Rieron muchísimo esa tarde salio la verdadera María, la sorprendió que el no mirase su cuerpo, si no que simplemente la acariciaba con la mirada, poco a poco se fue enterando que el sobrino de su ancianita como ella la llamaba la había visto muchas veces del brazo de su tía y a solas había preguntado por ella, había seguido sus pasos hasta sabia lo de la clínica. Se entero también que quiso ir a su casa para que no hiciese esa locura, que temía perderla en la mesa de operaciones y lo peor de todo que no había podido conocerla.
En su verde mirada amaneció un nuevo suspiro a la vida el aliento que necesitaba…
No todo esta en el aspecto físico, si mirásemos el interior de las personas nos llevaríamos tantas sorpresas…

María


Te recordaba


Que sucede en las noches que te pienso, en silencio, cuando la vorágine del día acaba agotada rendida a mis pies vigilando a hurtadillas para que no este relajada del todo, cuando me ve inserta en un libro y se dice a si misma que necesito aun mas agotamiento, hace que piense en ti.
Sucede que esa vorágine malvada hace que en una simple frase te recuerde, y comienzo a echarte de menos… tanto que me torno lluvia, una lluvia pausada agotadora, cansada de rodar por mis mejillas, que sentencian las palabras que me digo una y otra vez, que te sigo amando.
Es simple, es así de simple, con esa lluvia quiero renacer, evaporarme, tornarme vapor, que apenas se ve y dejarme llevar por el aire, ir deambulando por el aire hasta llegar hacia ti, ver como estas si también me echas de menos…atravieso personas traspasándolas, paso a través de ellas llenándome de el amor que llevan dentro, o el odio, o la indiferencia, estos que terribles sentimientos me hielan solo sentirlos y huyo no quiero traspasar ninguno de ellos, sin darme cuenta en mi huida, entre en otro sentimiento… la duda, este me hizo gracia, es simpático.
Salí de el y fui llegando hacia ti, ya de lejos olía tu esencia, te respire profundamente me deje llevar abrazándome a mi misma, impaciente.
Cuando llegue hacia ti en ese momento, volví a sentir duda, sonreí, al segundo indiferencia, un escalofrió me recorrió entera.
En ese momento diste la vuelta y miraste una fotografía, un sentimiento de cariño infinito te recorrió igual que a mi, curiosa mire esa imagen al reconocerla entendí tanto amor, minutos después el entrecejo se junto queriendo enfatizar cierto enfado sentí que el olvido iba apoderándose de ti, me asuste como nunca y fui enseguida a tu cabeza intente meterme dentro de tus pensamientos… al notar a quien tratabas de olvidar un suspiro de alivio salio de mi boca.
Diste unos pasos y cojiste un objeto al principio no vi de que se trataba, sentí amor le miraste , sonreíste y sentí algo que me descoloco, orgullo, no lo entendí ¡¡¡Orgullo!!!.
Echaste agua en la taza y te preparaste una infusión de las que tanto te gustan, abriste un cajón y sacaste un cenicero, otra vez volví a sentir amor es tan hermoso…mire ambas cosas ¡dos de mis recuerdos! En ambos la misma sensación al tocarlos y el orgullo…
Decidí hacer algo, mi forma de vapor se entremezclo con el vapor de la infusión recordando mi olor, mi sabor, mi amor, con el humo del cigarro te inunde de mi, decidí ser tuya decidí ser tú, me recordaste como hacia tiempo volví a tener tu pensamiento, tu recuerdo, tu amor, todo volvía a ser yo y sonreías, note tu alegría, te hice mío envolviéndote, no importaba el pasado, no importaba nada salvo nosotros, cogiste el teléfono te vi marcar un numero y me escuche contestándote.
Te recordaba en este momento, aun te amo.

Carmen


5 años…



Trasladaros a cuando teníais 5 años…
Muchas veces pienso en esa sensación la comparo con el amor. Parece una locura pero a ver que os parece…
Cuando recién terminado de llover tu madre decidía salir a comprar, te ponía las botas de plástico para la lluvia y salías, de su mano, mi madre siempre oliendo a Joya…Dios que hermoso recuerdo…
Recuerdo que iba con ella a las antiguas tiendecitas de barrio, esas de las que todos sabían de las cosas de todos, que se ayudaban entre ellos, tu no entendías nada de lo que decían y, mientras mi madre esperaba turno, yo pegaba mi nariz a la puerta de cristal notando como el charco me llamaba… ¡¡¡ven… ven!!! Yo salía hacia el directamente, tranquilamente, entonces en aquella calle de Madrid apenas pasaban coches, mientras ella compraba.
Tres minutos magníficos, donde mi "escapada" era genial, salía a hurtadillas, de puntillas, como si no pudiesen verme.
-Por supuesto que me veían sobre todo los tenderos, aunque no decían nada, miraban a escondidas a ver que iba ha hacer - y yo sintiéndome invisible, despacito iba metiéndome, cuando estaba dentro mis ojos se abrían expectantes, era un placer tan…sublime, el de hacer algo “malo”.
Comenzaba a subir un pie lo dejaba caer y hacia lo mismo con el otro, luego el otro… así iba aumentando el ritmo, hasta que terminaba en un derroche de energía desbordante haciendo que el agua del charco salpicase cualquier cosa que hubiese a mi alrededor incluyendo a mi madre que daba vueltas alrededor de mi levantando una ceja hasta que me cogía del brazo y me sacaba de allí, dándome un azote, y volviéndose para que no la viese sonreír mientras los tenderos se partían de risa ya no disimulada y me daban una piruleta.

La sensación que yo sentía…
Esos tres minutos…
Así sentí cuando me enamore, esa misma sensación de tres minutos dentro del charco, llena de vida era increíble.
No se si eso suele pasar siempre…
Una parte de mi desea con toda su alma que la vuelva a pasar, por otra parte me da miedo sentirlo… por otra… me encantaría.
Creo que necesito tres minutos dentro de un charco 
por una parte me da miedo sentirlo… por otra… me encantaría.
Creo que necesito tres minutos dentro de un charco. .


Golondrinas de mes de Junio


Golondrinas de mes de Junio, sobrevolando el gran techo de la estación de Atocha, días de antaño, donde la estación era una pequeña ciudad garabateada en medio de Madrid.
El alto techo de hierro con los laterales abiertos, al frente el gran reloj, permitía a las golondrinas volar a sus anchas, entre el ajetreo. Mientras espero me gusta sentarme en un banco mas o menos central. Antes solía ir, casi cuando llegaba el tren que él manejaba, pero un día que llegue temprano , vi con admiración la cantidad de personas y cosas que pueden llegar a pasar mientras se espera, ver a la gente que llega o se va de mi hermosa ciudad.
Desde mi banco, podía observar casi todos los rincones.
Los soldados al ir a su cuartel, con mas de media familia, todos dándole consejos, abrazos, ellos colorados como pimientos, pero recibiendo todo el calor que los suyos les daban, aunque su gran afán era llegar a dar el beso a su novia que pocas veces conseguía en otras circunstancias, pero que en esa se lo podían permitir, aunque seguramente el día anterior habían tenido unos minutos uno junto al otro, derrochando la tarde entre caricias, besos, palabras bonitas, y ahora que llegaba la hora que salía el tren y con ellos ya en el vagón metidos, las mujeres llorando fuera, eran tiempos difíciles, el recuerdo mas o menos, aun cercano de la guerra nos invadía a todos.
Desde mi rincón, también podía ver a amantes despidiéndose, se les notaba mucho, normalmente hombres de negocios, posiblemente casados haciéndose pasar por solteros, en esos casos, la mujer, iba literalmente arrastrada hasta llegar al vagón, era curioso, ella llorando por que se iba su amor, él con la cara descompuesta entre aliviado y avergonzado, mirando en todas direcciones tratando de tranquilizarla con pequeños golpes en la espalda, ella abrazada a él, intuyendo que no volvería a verle y pensando en las consecuencias de lo que había hecho…
Niños corriendo delante de sus padres y estos con la boca seca tratando de alcanzarlos.
Chicas jóvenes con maletas recién llegadas de los pueblos, mirandas curiosas entre el miedo a lo desconocido y la serenidad de saberse “libres” fuera de su pueblo que las ahogaba, normalmente venían con el trabajo ya hablado como chachas en alguna casa de una familia rica y que las trataría a saber como…
Mujeres de la vida ofreciéndose tratando de sacar algún dinero disimulando, pues si las descubrían acabarían en la cárcel.
Hombres con viejas maletas de cartón atadas con un cinturón, se les notaba a la legua que eran hombres de pueblo tratando de ganarse la vida en la ciudad, y que se cruzaban con otros que lo intentaron antes, la diferencia era que unos regresaban a su pueblo desilusionados de mi preciosa ciudad, y los que venían llegaban llenos de ilusiones.
Desde mi pequeño rincón veía el reencuentro de matrimonios por algunas semanas separados por distintos motivos, con los niños abrazados a las piernas o la cintura del padre , el abrazando a su mujer, cerrando los ojos oliendo su perfume, respirando amor…
En estas pequeñas historias estaba, que se me había pasado un buen rato de la llegada del tren que mas me importaba, era el maquinista y orgulloso de que siempre llegaba a su hora, mire el reloj y me dije maliciosa sonriendo para mi, esta vez te has retrasado.
Estaba equivocada me di la vuelta y estaba justo detrás de mí, mirándome divertido, como en mi espera, ver el ajetreo de la pequeña ciudad, no me había percatado de su llegada.

Él llevaba observándome media hora, quien hubiese pasado por su lado en esos minutos habría dicho que era una estatua, serio, erguido, con su uniforme llevado con orgullo. Y nada mas lejos delante de la gente daba una imagen, en casa habría tiempo para inundarme con su amor, y eso vi en su mirada.
Carmen
9-04-08

A veces


A veces es tan necesario ir a la orilla del mar, soltar un enorme grito tratando de superar las olas temerarias, el sonido ensordecedor del mar y el viento, endiablados ruidos que hacen ver que hay algo mas exacerbado que tu misma, que cuando terminas de gritar por fin estés agotada y sientas algo,
Apreciar el olor a mar, a viento, empapando tu cara de agua salada, el olor del dolor…desgarrador insultante,
Mientras desde lo alto la luna llena te mira burlona, poseedora del saber de siglos de amor y desamor, sabiendo que ese grito no te servirá de nada, que será como cuando das tu cabeza contra un muro indestructible.
A veces es necesario parar, frenar, dejar que el tiempo cure heridas…que  vayan cerrando… pero no las damos tiempo, vamos buscando caminos, creando laberintos que no llevan a ninguna parte, muchas veces abriendo brechas en el corazón absolutamente innecesarias, que terminan por hacer que nos derrumbemos, que nos hundamos cada vez mas.
Y ese sentimiento es tan sutil, que no te das cuenta hasta que no estas casi acabada, entonces estallas…como un cohete de colores, salen mil pedazos de dentro de ti, es como si la vida se rompiese, se partiese en cientos de pedazos diminutos, para dejar que cada pedazo se haga a si mismo y trate de volver a unirse en ti.
Es entonces cuando nos damos cuenta de todo lo que siempre hemos tenido delante, que son imprescindibles en la vida, tus hijos, tus amigos, personas que aportan mucho, que te enseñan, que te quieren de verdad entonces piensas¿ y quería dejar todo esto de lado por una ilusión?…

No se si es reflexión o relato, son solo pensamientos, a ver, quien me dice que no le ha pasado…
Carmen
10-03-08

Llenándome de ti


Vas despacio…y yo poco a poco llenándome de ti, haces que te vaya conociendo, Que me interese por tus cosas,
Haces que mi vida vaya teniendo sentido
Me miras, una mirada que no es ensayada para seducir, es la que se que te provoco yo, una extraña mezcla de deseo, ternura, admiración, temor a perderme, amor…
Me tocas mientras hablamos Tocas el brazo queriendo ratificar tus palabras y sin que me de apenas cuenta, ese simple toque va convirtiéndose  en caricia.

Una sutil caricia que provoca tantas sensaciones en mí, te miro, voy descubriendo poco a poco tus expresiones, cuando pones énfasis en lo que tu piensas que llevas razón, cuando miras un pequeño enanillo que empieza a caminar, cuando por que no miras a una mujer, e inmediatamente vuelves tu mirada hacia mi con cara de pillo y yo me hago la enfadada.
Entonces levantas la palma de tu mano y la apoyas en mi cara, mimas con tu dedo mi mejilla y yo me derrito en esa caricia.
Lo sabes y lo haces.
Me vas descubriendo la noche a media tarde despacio la caricia que antes dabas en mi mejilla, va bajando hacia mi cuello, sabes que es mi punto débil acaricias mi nuca dejando pasear tus dedos por mi pelo yo cierro los ojos y trato de respirar.
Y los abro y tengo tu cara cerca de la mía, ojos de pícaro que sabe lo que esta haciendo y yo bebo de ellos.
No me saciare nunca.
Vas acercando tu boca a la mía, apenas dos milímetros nos separan y siento el susurro de un te quiero antes de invadirme, y yo me dejo invadir, necesito de tu boca tanto como del aire….el sabor de tu boca…
Mientras, nos dejamos llevar, esperando pacientes a que llegue la noche, no se como lo haces pero nunca me falta una mano tuya rozándome, sujetando las mías, acariciándome, o abrazándome mientras esperamos que nos despachen alguna cosa o que nos pongan un café para tomarlo, me siento tan protegida ...
Y bebiendo lunas nos dejamos arrastrar hacia la noche una noche que prometes larga.
Larga de caricias, de abrazos, de besos, de te quiero….
Y yo poco a poco voy llenándome de ti…
Carmen
8-3-08



Puede ser...


Puede ser que mañana me sorprendas y me digas quédate conmigo, quizá hoy este demasiado encerrada en mi misma para darte lo que sin duda te mereces, quizá durante la noche sienta algo dentro de mi que me diga sí, es para ti, te ama, y tu le amas…¡¡¡ espabila idiota!!!
Sé que cuando te veo mil hormigas locas caminan por mi estomago, otras tantas hacen que mi corazón salte, que te echo de menos cuando tengo que separarme de ti, que cuando te veo hablar con otras mujeres mil chispas saltan en mi mente provocando ráfagas de celos.
Sé que te necesito hasta para las cosas mas insignificantes, que muchas veces cuando duermes agotado por una bonita noche, me sorprendo a mi misma velando tu sueño, se que me cuando me descubres mirándote y me miras no puedo describir el amor que desprende tu mirada, como sé que en cada beso que te doy se me va la vida, por que lo necesito, es como una lucha entre lo obvio y el miedo a sentir, y a revivir un dolor que parecía olvidado…
Quédate conmigo
Las palabras… las has dicho y yo…
Carmen
5-3-08