Rincones
de niños jugando a las escondidas, de alegría y griterío, de sonoras risas
cantarinas, de buenos y malos, de retos de bicicletas, de partidos de chapas,
de heridas en las rodillas, de cambiar un bocadillo de chocolate por uno de
chorizo, de vida.
Rincones de adolescentes ocultándose en pandilla, de tardes de sábado, de chicas coquetas, cambiándose un par de veces el vestido, guardando importantes secretos, de chicos con apuestas a ver quien da un beso antes, de música y refrescos, de miradas ruborizadas, de primeros besos.
Rincones de amores recién conocidos, donde las palabras se vuelven versos, donde los labios sigilosos aguardan pacientes la oportunidad de un beso robado, de dar sentido a atardeceres de invierno, de nacer primaveras en cada amanecer aprendiendo a amar, dando cariño a escondidas, callando palabras en silenciosas miradas.
Rincones de amantes, pasiones desbordándose ansiosas. Amor prohibido, sin cariño, sin caricias, sin ternura, sin tiempo, amores precipitados de cuerpos compartidos, después la soledad…
Rincones de almas rotas, paredes donde se guardan durante años heridas de decepciones laberínticas siguiendo el rumbo de una espiral sin final.
Rincones de vejez, donde despacio van a recordar esa larga vida, desde donde una leve sonrisa y un suspiro de resignación hacen fluir tímidas lagrimas de ojos secos, como si el cuerpo sabio no dejase salir de él, el agua tan necesaria para seguir adelante, recordando… pasando el tiempo, a veces maldiciéndole…
Rincones de desamor, niñez, alegrías, amor, amantes, soledades, vejez, seguirán esos rincones guardando calidamente las próximas almas que dejaran su huella en ellos, abandonándose al cobijo de la seguridad de sus silenciosas paredes.
Rincones de adolescentes ocultándose en pandilla, de tardes de sábado, de chicas coquetas, cambiándose un par de veces el vestido, guardando importantes secretos, de chicos con apuestas a ver quien da un beso antes, de música y refrescos, de miradas ruborizadas, de primeros besos.
Rincones de amores recién conocidos, donde las palabras se vuelven versos, donde los labios sigilosos aguardan pacientes la oportunidad de un beso robado, de dar sentido a atardeceres de invierno, de nacer primaveras en cada amanecer aprendiendo a amar, dando cariño a escondidas, callando palabras en silenciosas miradas.
Rincones de amantes, pasiones desbordándose ansiosas. Amor prohibido, sin cariño, sin caricias, sin ternura, sin tiempo, amores precipitados de cuerpos compartidos, después la soledad…
Rincones de almas rotas, paredes donde se guardan durante años heridas de decepciones laberínticas siguiendo el rumbo de una espiral sin final.
Rincones de vejez, donde despacio van a recordar esa larga vida, desde donde una leve sonrisa y un suspiro de resignación hacen fluir tímidas lagrimas de ojos secos, como si el cuerpo sabio no dejase salir de él, el agua tan necesaria para seguir adelante, recordando… pasando el tiempo, a veces maldiciéndole…
Rincones de desamor, niñez, alegrías, amor, amantes, soledades, vejez, seguirán esos rincones guardando calidamente las próximas almas que dejaran su huella en ellos, abandonándose al cobijo de la seguridad de sus silenciosas paredes.
Carmen
27-10-08
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