Esa tarde de domingo, mientras María tomaba su café se le iba haciendo más cuesta arriba, un
hastío como hacia tiempo que no le pasaba, tampoco quería salir, encendió la
pantallita del cacharro infernal y se dispuso a ver una película que hacia poco
le recomendó una amiga, “Cosas que nunca
te dije” .
Aunque al principio le pareció una de esas películas que sin
saber como, tienes que terminar de ver, pensando que una de las escenas no
puede ser peor que la otra, también sin saber como, llegas a entender su
significado, incluso sin darte apenas cuenta, descubres que eres igual que la
protagonista, que has sentido, vivido, odiado, metido la pata, has sido igual
de patética incluso y aunque no llegues a reconocerlo, casi hacer lo que ella
hace al principio de la película.
Aunque un poco sarcástica lo que también pensó María fue que
nunca había llamado al teléfono de la esperanza, y si quien habla al otro lado
de la linea esta como el protagonista, seria muy interesante…
Hay una frase que la pillo de sorpresa, el chico esta
esperando a ver si puede ver a la chica, se encuentra en una cafetería y
escucha una conversación entre dos jóvenes, uno le dice al otro, si una chica
habla contigo y se saca el talón del zapato y lo movía jugueteando quería decir
que a esa mujer le gustas.
Él mira irónico hacia la calle, su voz danza pensante y se
decía a si mismo algo así como, “Hay mas lagrimas por las plegarias atendidas,
que por las no atendidas”
A María esa frase le sonaba
paro la película y busco en google, era de Santa Teresa…
Cuando acabo la película no pudo evitar pensar en esa frase
y en que venia a decir, ten cuidado con lo que deseas…
Se puso un vino tinto y mientras miraba la copa pensó, y si
no se reza, o se desea, o se pide, o no se espera nunca nada y aparece…¿ Eso quiere decir qué
no se derramaran lagrimas?
Y sí, se derraman, las lagrimas amargas salen
irremediablemente, endiabladamente ardientes y casi siempre en silencioso
secreto.
Hay que tener cuidado con lo que deseas… bien, yo deseo que
me toque una lotería multimillonaria. ¿Eso traería lagrimas a mi vida? María
pensó que si, pero de felicidad, se arreglarían muchas cosas y resarciría de
muchas plegarias que aunque fueron atendidas, le habían traído muchas lagrimas.
Y no de felicidad.
Solo en tres ocasiones habían salido de sus ojos ese tipo de
lagrimas y no fueron consecuencia de ninguna plegaria deseo o petición.
María levanto la copa y con media sonrisa pensó, por favor
que alguien ponga un pozo de los deseos en la puerta de mi casa.
Sí sin desear nada se conceden cosas que duelen, quizá deseándolas….
María.
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