viernes, 27 de junio de 2008

Maria


María salio de su casa un día, iba con un rumbo establecido, simplemente andaba, encontrándose a su paso personas que la miraban y a los que hacia mucho tiempo había aprendido a ignorar.
No era una persona que la gustase llamar la atención, era una mujer que en la ley de la ciudad o en la ley de esta especie de jungla en la que vivimos, no era muy agradable de ver, si que no era fea, mucho menos por dentro ayudaba en varios, lugares como voluntaria, adoraba a los niños, disfrutaba con aprender de ellos al igual que aprendía con la gente que cuidaba, eran personas mayores a los que la vida les había llevado a una situación de la que ni ellos mismos eran conscientes.
Ese día libraba de su trabajo y del voluntariado, había decidido ir a poner remedio a su agotador problema, tenia muy decidido que quería hacer, el entrar y someterse a una gran operación de la que no sabia si saldría con vida fue algo que la había costado muchas horas de llanto, dolor, sufrimiento, pero no podía soportar mas, una reducción de estomago seria la mejor opción y estaba decidida.
Llego a la clínica, donde dos especialistas y varias enfermeras comenzaron su ritual.
La pasaron a una sala donde la hicieron desnudarse del todo, ella casi automáticamente fue desprendiéndose una a una de la ropa que llevaba puesta y su cuerpo quedo completamente desnudo.
Muy pocas personas la avisan visto así antes, tan solo un amor al que jamás olvidaría y ahora la verían los médicos, ella sabia que estaban acostumbrados a ver cuerpos como el suyo, aun así pensaba que la vergüenza acabaría con ella, se puso una bata que la dieron y salio a enfrentarse a esos 6 pares de ojos, trataban de hacerla sonreír y que se relajase pero eso parecía imposible, comenzó el ritual, la subieron a un peso,….. La tomaron la tensión, menos mal que estaba bien… la midieron de estatura, y con una especie de tenazas la midieron lo que la sobraba… comenzaron a tocarla por todos los sitios, sintiéndose cada vez mas abrumada y confusa.
Comenzó a sentirse como un trozo de carne, del que manosean los carniceros, una pieza de carne de esas enormes del que sacan los filetes, del que ella había visto tantas veces en los documentales, o una pieza de jamón antes de ponerlo a secar.
El frió roce de las manos y de las tenazas que iban midiéndola todo su cuerpo, la hicieron sentir mal, al principio un mal que podía controlar, poco después unas ganas enormes de vomitar, y era solo la primera visita medica.
Ahora se planteaba de verdad si merecería la pena, con el estomago encogido, pudo aguantar una arcada, pero no controlar la segunda y tuvo que salir disparada hacia el servicio, que gracias a Dios estaba en una habitación contigua.
De regreso dentro de la consulta ni siquiera contesto a los médicos que la preguntaban si se sentía bien, simplemente se vistió y salio de la consulta.
No lo volvió a pensar, quien la amase tendría que ser con su aspecto físico.
Pocos meses después y según paseaba con una anciana en el voluntariado, apareció ante ellas un hombre apuesto, muy simpático, ella le miro al ver con que cariño hablaba a su acompañante, enterándose poco después que era un sobrino de la mujer, le fascinaron sus ojos verdes aterciopelados. Rieron muchísimo esa tarde salio la verdadera María, la sorprendió que el no mirase su cuerpo, si no que simplemente la acariciaba con la mirada, poco a poco se fue enterando que el sobrino de su ancianita como ella la llamaba la había visto muchas veces del brazo de su tía y a solas había preguntado por ella, había seguido sus pasos hasta sabia lo de la clínica. Se entero también que quiso ir a su casa para que no hiciese esa locura, que temía perderla en la mesa de operaciones y lo peor de todo que no había podido conocerla.
En su verde mirada amaneció un nuevo suspiro a la vida el aliento que necesitaba…
No todo esta en el aspecto físico, si mirásemos el interior de las personas nos llevaríamos tantas sorpresas…

María


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