Vibra la noche de la nada insolente, suave, el silencio del viento quiere hacerse notar, mientras, lagrimas de rabia contenida caen sobre el manto negro de la soledad.
Arropándome con la capa de la indiferencia hacia mí, dirijo mis pasos hacia el balcón de mi vida en años, transparente como el agua de manantial, la observo en recuerdos enmudeciendo de dolor y tristeza.
Vacía, voy ahondando en pequeños sueños que jamás lograre y según los evoco van engrandeciéndose, apoyándose sobre mi cabeza empapada de la fría lluvia, pesando toneladas.
El frió cala en mis huesos, aun temblando no deseo cobijo necesito que este frió endurezca mis entrañas ahora inútiles… que al menos sienta algo.
Sentir…
Y como en una metamorfosis, agotada me transformo en viento, un viento furioso buscando resarcirme de sin sabores amargos, un viento cargado de errores que sin rumbo establecido rodea los sitios que he amado para verlos por ultima vez.
No cambio el rumbo, es mi ira quien me lleva, no razono, es mi desengaño quien me guía, no quiero parar, al menos logro sentir algo.
Siento la noche vacía y hueca de la nada insolente.
Carmen
27-11-08
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